De Amor, Amantes y Amigos

Revista de amor y Relatos de amor

Nº 2 La felicidad está en lo sencillo

Reconozco que tengo un serio problema con las fechas de cumpleaños. A lo largo de la vida, y sobre todo cuando ya tienes cierta edad, consigues, si es que así te lo has propuesto, que algunos de tus defectos se moderen o desaparezcan, mientras que otros se agudizan sin que puedas hacer mucho para impedirlo. En mi caso, el hecho de haber ido acumulando amistades, incrementó notablemente mi falta de memoria cumpleañera, obligándome cierto día de tremenda metedura de pata, a ponerle remedio con la maravillosa alarma chivata del móvil. Cuando aquel domingo de un larguísimo y calidísimo verano, a las 10 de la mañana, el acusica pitido hizo mella en mi cerebro adormilado, supe que ya iba siendo hora de levantarme y que tenía que llamar a Rebeca, una amiga de la universidad con la que, por circunstancias de la vida, ya sólo hablaba en dos ocasiones al año, en su cumpleaños y en el mío.

Creo que nunca la había escuchado tan contenta ni tan relajada. En realidad, su voz no hacía más que reflejar su estado de ánimo tras recibir “EL REGALO DE SU VIDA”, en letras mayúsculas y luces de neón, o por lo menos el que recordaría siempre. Y es que su novio le había organizado una sorpresa de cumpleaños digna de ser relatada en esta sección.

Aprovechando que el día de las velitas caía en sábado y para celebrarlo por todo lo alto, decidieron cogerse toda la semana de vacaciones pero Mario (que así se llamaba el novio de Rebeca), le pidió que, esta vez, y sin que sirviera de precedente, le permitiera a él organizarlo todo. Ni que decir tiene que a Rebeca, mujer racional, cuadriculada, previsora y cero espontánea, al principio se le hizo algo durillo respetar dicha petición, acostumbrada a ser ella la que siempre se encargaba de planificar todos sus viajes. Sin embargo, y tras una peleílla donde un elocuente y convincente Mario le expuso una a una las ventajas de, por una vez en la vida, dejarse llevar y sorprender, decidió relajarse y confiar. Así que, simplemente, y siguiendo las indicaciones de su novio, hizo una maleta con ropa ligera, de sport, un par de bikinis y mucha crema solar y se la llevó a su trabajo el último viernes antes del día “s” (El día de la SORPRESA). Mario pasaría a recogerla a las 2 de la tarde, así que cuando faltaban cinco minutos, se despidió de sus compañeros y nerviosa, bajó al portal.

No se lo podía creer. En lugar del viejo Renault Twingo verde manzana con el que Rebeca esperaba encontrarse, y que había sido su gran compañero de viajes en los últimos años, mi amiga se topó de frente con una gran autocaravana. – ¿Dónde está el hada madrina que ha convertido la calabaza en carroza?, no pudo evitar preguntarse, y más, cuando se abrió la puerta y un divertido y entusiasmado Mario le tendió la mano para subirse a ella. Era una verdadera pasada, con su cocinita, nevera, armarios, mesitas. Mario había alquilado una autocaravana en la que podían dormir 5 personas para ellos dos solos. Fue un flechazo, y más cuando se sentó en el lado del copiloto, se puso el cinturón y Mario dijo eso de: – “En marcha peque, nos vamos”. Según me contaba Rebeca, el viaje ya, en sí mismo, fue todo un descubrimiento: “Es como ver una peli de efectos especiales en la tele de tu casa o en una gran pantalla del cine. Todo es espectacularmente más bonito desde el enorme cristal de la caravana.”

la felicidad está en lo sencillo

Ahora ya sabía que se dirigían a las maravillosas playas de Cabo de Gata, en Almería, pero esa era sólo la primera parte de la sorpresa. El resto llegó el sábado, día en el que Rebeca cumplía sus 34 veranos. Mario le pidió que se diera una vueltecilla para poder quedarse sólo y prepararlo todo. Era perfecto. Por la ventana lateral bajo la que se encontraba la mesa en la que cenarían, se colaba un precioso atardecer marítimo, todas las velas que había encontrado por casa estaban encendidas y la deliciosa cena, llena de las exquisiteces preferidas de Rebeca, preparada para ser degustada. Cuando mi amiga entró, se le saltaron las lágrimas de la emoción, sobre todo al imaginarse a Mario, pensando, planificando y midiendo cada detalle para que todo fuese como estaba siendo, mágico. Pero todavía quedaba algo más. Cuando terminaron de cenar entre risas y cómplices miradas, Mario le pidió que confiase de nuevo en él y que cerrase los ojos. Agarrados de la mano, salieron de la autocaravana y con la torpeza del que no quiere caminar cuando no ve por donde pisa, Mario consiguió llevarla hasta donde quería. Al quitarle el pañuelo, con la mirada nublada todavía, Rebeca no se dio cuenta de que lo que tenía delante de la cara era el visor de un pequeño telescopio que Mario había comprado para la ocasión. Se quedó sin palabras cuando en su ojo derecho se fue definiendo poco a poco la imagen perfectamente redonda y blanca de la luna llena de aquel sábado.

La autocaravana, el viaje, la sensación de libertad, el atardecer, el mar, la cena, las velas y ahora la luna. Romántico, tierno, sencillo y perfecto. Sin duda, Mario le había regalado uno de los mejores cumpleaños de toda su vida.

 

El Navegamor os deja algunas direcciones de alquiler de autocaravanas, por si queréis dar una sorpesita, digo. ¡Pasadlo bien y a sorprender!

http://www.autocaravanexpress.es/

https://www.mc-rent.es/

http://www.servirent.eu/

 

POR MAYTE GARCÍA CANEIRO

2 comentarios el “Nº 2 La felicidad está en lo sencillo

  1. Tita
    abril 20, 2014

    muy tierno, te transporta a otros tiempos

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